¿LA
TRAICIÓN DE WENDY?¿EN SERIO?
Rezaba como título de uno de los discos de Ismael Serrano: “La traición de Wendy”. Y yo me preguntaba: "Pero, ¿Y Peter? ¿Qué
hay de Peter?
Porque, seamos sinceros, el chico nunca
hizo nada para que Wendy se quedase junto a él en Nunca
Jamás. De hecho, él nunca hizo nada. Wendy cruzó la segunda
estrella a la derecha, dejó a un lado su vida en la gran manzana y
sus casi responsabilidades adultas para pensar en cosas bonitas y
echar a volar con polvo de hada (lo que viene siendo enamorarse,
vaya). Wendy esquivó cañonazos, cuidó a los niños perdidos con
tanta diligencia y pasión que consiguió que la llamasen “madre”.
Comprendió en su totalidad el significado de la palabra unión.
Luchó contra piratas, escapó de las sirenas y descubrió a Peter el
sentido del tacto y las caricias. Advirtió al chico que no quería
crecer de lo que valía el placer de la compañía y el amor de
otros.
En definitiva, le quiso, y le enseñó
a querer.
¿Y qué hizo Peter en respuesta? Peter
no hizo nada, repito, sólo tuvo que permanecer anclado a su vieja
existencia cíclica y tediosa. Le bastó enseñar su mundo, arrastrar
a Wendy a la desdicha, a la posibilidad de algo extraordinario que
sólo existía en la mente de Peter Pan. Le mintió. Le mintió de la
forma más descarada que existe. Le vendió amor de golosina, le dio
un nombre que no le pertenecía y le hizo creer que la necesitaba
para vivir, para habitar en su planeta paralelo. Peter la condenó a
sentir que lo demás no importaba mientras estuvieran juntos, allí,
perdidos en Nunca Jamás. Le dijo: “Olvídate de
ellos. De todos. Quédate conmigo.”
Introdujo la semilla venenosa en el
tímpano de Wendy. La agarró de la mano y le hizo surcar los cielos.
Bailaron al son de mil lámparas vivas. Sus manos, sus pies, su
sangre eran un todo. ¿Y para qué? ¿Para qué Peter Pan? ¿Porqué
le diste a ella todo lo que ansiaba si jamás podría crecer a tu
lado?¿Si jamás podrías crecer?
¿Qué clase de niño regala una
aventura que nunca, bajo ningún concepto podrá evolucionar?
Peter fue el traidor. Peter fue el
embustero. Peter no pensó en abandonar nunca Nunca Jamás tras
los pasos de ella. Pero si que hizo pensar, por un
breve instante a Wendy, que lo haría. Es más, le hizo creer que era
la única mujer que le importaba, pero Campanilla siempre estuvo
primero. Campanilla con su luz, con su carácter protector y su honda
de amor furibundo y egoísta. Campanilla siempre iba a estar ahí,
pasara lo que pasase.
Wendy comprendió entonces, cuando miró
el cielo de aquel maravilloso lugar, que ella sí necesitaba crecer.
No dejar de creer, sino crecer, y que Peter no podría acompañarla
en ese dulce y vertiginoso viaje. Entendió que se debía a si misma
una vida de conocimientos y de valores por descubrir.
Peter la iba a abandonar quisiera ella
o no, así que, ¿qué importaba todo aquello? ¿qué le importaba
ella a Peter en realidad? ¿Hasta que punto?
¿La traición de Wendy? ¿En serio?
¿De Wendy?¡Hah! ¿La traición de Wendy por querer seguir adelante
con miedo y esperanza, con anhelos? ¿ La traición, por pensar que
Peter no le soltaría la mano cuando volviesen a casa por la segunda
estrella a la derecha?¡Ya! ¿Y, qué importaba que Peter regresase
siempre a su ventana para ver como a ella le salían arrugas, si
nunca sería él quién las dibujase en su cara cada noche antes de
apagar el candil? Él jamás sería quien le besase la frente como
promesa de un mañana mejor. Jamás.
El niño de las
mayas verdes sólo querría sus cuentos. Los cuentos de
ella, sobre él. Él sólo se amaría a si mismo y a su necesidad
imperante por mantenerse vivo.
¡Claro que Wendy se marchó de
allí!¡Joder! ¿Qué iba a hacer sino, entregar su vida por la
recompensa de una eternidad de hastío y frustración? Si Peter la
hubiese amado bien...Si no hubiese sido orgulloso y cabezota, tal
vez... Sólo tal vez...
Pero Wendy tuvo que volver. Tuvo que
regresar a su ciudad y olvidar el polvo de hada. Tuvo también que
borrar sin remedio; y tuvo que aprender a echar de menos. Tuvo que
continuar sabiendo que cada día de su vida, cada segundo y cada
noche que mirase al cielo, los ojos se llenarían de lágrimas
tristes y promesas de sueños. Allí arriba siempre estaría la otra
mitad de su corazón y sus besos.
Así que, díganme ahora quién es el
traidor y quién la traidora, y quién el Capitán Garfio y quién el
que esperó a quién todos los amaneceres desde el alfeizar de una
ventana para sentir de nuevo en su pelo el dorado polvo de hada. Y
quién se cubrió fuerte todas las noches bajo las sábanas ansiando
un susurro al oído: “Olvídate de ellos. Ven, CRECE conmigo.”
La traición de Wendy dicen...
Akata
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