ATRÉVETE
- Sólo es cuestión de tiempo. Un día te despertarás, tal vez en otra ciudad, en otra nueva esquina y, al girarla o cruzar la calle, con la nieve o el frío, allí estará ese tío cualquiera del que te enamorarás locamente, como una colegiala virgen.
Sólo es cuestión de tiempo y circunstancias. Murcia, ahora, con sus 25º en Febrero, se queda tan pequeña para ti como un garbanzo a remojo por la corriente de un río.
Me olvidarás, Chica. Yo seré la historia puente, el recuerdo que te asediará con lágrimas de alegría por haberte regalado el camino hasta tu destino.
Y no, no te culpo, ni me estoy lamentando por eso, creeme, es más bien al contrario. Creo que ahora soy un poco más afortunado por haberte conocido. Y tú también eres mejor persona desde que me conociste.
Es sólo que, en mi interior, siempre tendré la incerteza de si estuviste conmigo. De verdad. Si por pequeños espacios de tiempo vivimos al segundo. Al mismo segundo. Siempre me quedará esa duda de si tu estuviste allí conmigo viendo a la puta Casiopea escupir fuego mientras nos reíamos.
- A ver, ¿qué coño es esto? Os habéis montado una película perfecta sobre lo perfecta que ha de ser mi vida, o sobre lo imperfecta que es pero lo hermosa que parece en su caos derruido.
No, no voy a girar una esquina nueva y voy a encontrar unos ojos oscuros que me salven del infierno. No. No busco la felicidad, hace ya mucho que no busco nada. El tormento se ha convertido en la paz que me alimenta. Ya no se levantarme una mañana sin pelear. No se. Y creo que el día en que despierte en una calma real me volveré loca.
No especuléis sobre el amor de mi jodida existencia. Por que eso, para empezar, no existe.
Y no, para mi no hay personas puente, aunque hay estúpidos que se empeñan en pasar por encima de personas porque creen que necesitan cruzar a otra orilla en busca de algo mejor. Imbéciles.
Ni siquiera saben qué significa para ellos "algo mejor". Y los pocos que lo saben parecen condenados a no encontrarlo.
Cada minuto de mi vida, cada insignificante palabra fue verdad. Yo siempre hago teatro, eso puedes intuirlo, pero cuando encadeno las palabras al aliento, no hay ni un sólo sonido que no pueda llamarse verdadero.
Yo he estado ahí incluso cuando no me veías. Perenne, con tu mano, con tu abrazo, con la sonrisa en esta ciudad de sudor y páginas marcadas. Cada segundo que me miraste fue un segundo en que se me olvidó gritar de ira.
Creció mi alma en todas las pisadas. Así que no me insultes, no vuelvas a pensar que yo me fui a cualquier otra parte sin vivir este cacho de mi misma espalda con espalda. No te atrevas a volver a decir algo así.
Yo lo se. Este no es mi lugar. Ya. Hay algo poderoso ahí afuera que al fin me está llamando.
Pero jamás se me ocurriría negar el presente. Aún me queda demasiado que explorar y explotar en esta mierda de ciudad que huele a asfalto mojado. Así que no grapes más tu lengua a mi futuro, que si que es incierto. Y sigue riendo conmigo, junto al fuego, en el fuego, donde quieras. Pero sigue riendo e insultando conmigo a Casiopea. La realidad no es más que una sensación.
Igual que esto. Igual que todo lo demás.
Akata.