La mediocridad, el vacío, las libélulas azules los días de lluvia. Las naranjas podridas, el fracaso, los sueños enfermos, la vanidad y la evidencia. Aquí yace el miedo transformado en rabia, en ira, en verso y algo más.
viernes, 8 de febrero de 2013
Fantasmas
Una mezcla entre poesía y barra de bar.
Entre un ruego y un lloro.
Dios era un fantasma y le rezaba.
Dios, que lleva en si mismo todas las letras de una ausencia.
Borracha, drogada,
mirando a mi alrededor a esos enamorados
que estaban perdiendo el mundo
encontrándose encerrados en si mismos.
Y yo era el abismo.
Eco.
Ahora si.
Lo supe cuando el Padre bendijo mi comida agusanada.
Era él el fantasma y dijo Adiós
dando un portazo entre las ganas de huir y las ganas de
seguir bebiendo hasta matarse.
Rezaba en una barra de bar
con la poesía malcriada
y el veneno del imploro.
Había tenido que recurrir a los muertos.
Por eso Dios, turbio sorbió el mejor whisky
de la noche: "Vámonos a follar y engañemos a la vida."
El también sabía a qué sabían los orgasmos.
Dios era un fantasma. El mío.
Y yo lloraba implorando
más veneno.
Akata.
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