Toda ilusión es pasajera, ¿Pero cómo
no serlo si en el auge de la misma ya se ha desvanecido? Tan efímera
como un beso no correspondido, y tan cortante como un cuchillo de la
calle. La ilusión sólo sirve para un golpe. Luego vuelve a ti.
Luego vuelves a ti y lo peor es que ahí sigues, tan vivo como
siempre, tan muerto como siempre, tan tú, tan igual. La ilusión no
ha modificado un ápice de ti mismo. Simplemente eres lo que ya eras
pero más cansado, con más músculo en el tedio y la tristeza. La
ilusión ahorca por que asfixia siempre, hasta que sale corriendo y
ahí te deja. Y ahí te quedas. Siempre. ¿De qué sirve la expectación, la expectativa?
¿Para qué?
Niégate un mundo, háblame un segundo, dime que aún
hay algo. Y luego, simplemente, márchate; tenemos cosas que hacer yo
y la ausencia.
Akata.
No hay comentarios:
Publicar un comentario