SIEMPRE NOS GUSTÓ LA LLUVIA
"Las
chicas grandes no lloran. No, no lloran." << ¡Pero no es
verdad!- Le grité un día aburrida al señor J. Kennedy Toole que, desde la portada amarilla de su libro, me miraba con cara de
merengue.- ¡Claro que lloramos, Señor Toole! Y a borbotones. A
raudales; como si fuese nuestra obligación divina inundarlo todo
hasta arrasar a la humanidad con el dolor. Lloramos como las mujeres
que sin querer evitarlo, miraron atrás en el desastre de Pompeya.
Como la niña terca de la foto de la guerra de Vietnam. Lloramos como
nuestros ídolos de rock envueltos en cocaína, acabados y
destrozados por un lamentable futuro de degradación y canciones
desfasadas. Y si, también lloramos con los tres ojos de los vivos
de Chernóbil, como los árboles del Amazonas antes de caer a
tierra y dejar de ver el fuerte licor del sol desde lo alto. Vamos
por ahí llorando como pequeñas hijas de puta que saben que el mundo
no se merece tanto, tanto tanto daño; y ellas tampoco.>>
<<Querido
Toole, te equivocabas. Sólo las chicas grandes podemos llorar de
verdad. Llorar para que, de vez en cuando, algo se desvanezca.>>
Diana Forte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario