A PROPÓSITO DE LENA, Y DIANA TAMBIÉN
PARTE 2.
Ahora os voy a contar
la clásica historia de celos...Y de cómo hay que luchar contra ellos como
contra el dragón medieval. En esta historia, yo soy Vigo Morterssen en "El señor de los anillos" y los
celos no tienen nada que hacer contra el poder de mi espada. Todo empezó como
empiezan todas las historias de celos, todas las grandes historias de celos:
con mi ex novio y mi mejor amiga follando. Y no es cualquier mejor amiga. Esta
mejor amiga es como si Brigitte Bardot
hubiera tenido una hija con una sirena. Aunque tuviese una llaga llena
de hongos en la cara, Mathew Perry le pediría salir. Y no soy lo que se podría
decir una chica tranquila. No soy relajada ni llevo las cosas bien. Si me
vierais por ahí nunca diríais: "Esa Hannah lleva una vida como una joven
moderna". Diríais: "¿Habrá esnifado anfetas hace una hora?"
Total, que cuando me enteré de lo de mi ex-novio y mi
mejor amiga, aunque parezca raro conservé la calma. De hecho, me quedé helada.
Intenté imaginarme cosas horribles, como que él le lamía su tatu de trompa de
elefante y le mordisqueaba una tetilla mientras ella le tocaba las pelotas. Y
luego él le chupaba sus labios como capullos de rosa. Intenté ponerme de los
nervios imaginándome todo eso en bucle. Pero la realidad es que no estaba
enfadada. Estaba triste. Triste por lo que pensaba que ellos creían que estaba
pensando. Me dije que estarían diciendo: "¡Oh dios, Hannah está
cabreadísima! Va a matar a un gato y lo clavará en la puerta. Va a llorar tanto
que todo Greenpoint se va a llenar de
lágrimas y va a parecer un puto parque acuático." ¿Y sabéis qué? No se
equivocaban. Tuve que luchar con todas mis fuerzas para no ser así; y no fue
fácil.
Se me pasó por la cabeza tirarles una bici por la
ventana, pero, 1: Vive en un tercero y tengo muy poca fuerza. Y 2: Me lo habría
agradecido en plan: "Gracias por la bici". Se me ocurrió mandarle a Jessa un mensaje que dijera: "¿Qué
se siente cuando el viento os acaricia la cara a los dos, jovencita?" Sin
embargo, me senté y lloré y pensé y comí y escribí. Y me masturbé pensando en
un obseso feo por un tema de la infancia que aún no he superado.
Cuando me enteré de que el tema eran "Los
celos", supe que tenía que ponerle un final a mi historia. Un final de
verdad. Y se lo he puesto 20 minutos antes de llegar cuando les he dejado una
cesta de fruta muy bonita y nada barata en la puerta, con una nota que dice:
"Buena suerte, lo digo sinceramente. Eternamente, Hannah." Esa es la
realidad, ¿Sabéis? Yo voy a ser Hannah para siempre. Haga lo que haga y con
independencia de si provoco una crisis de los misiles con emociones o de si
conservo la calma y regalos una cesta de fruta. Yo solo puedo controlar el caos
que genero a mi alrededor. Pero lo increíble es que cuando he llegado a su
puerta, y he oído gritos, y he oído mi nombre; y he sentido locura; he
descubierto, que yo estaba libre de eso, por lo menos esta tarde. Eso es todo.
Gracias.
Extraído de la serie "Girls".
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