"- Cuéntame una historia Heinrich, que sea de escalar montañas.
-Quizá así te duermas, me aburren hasta a mi.
-¿Entonces porqué te gusta hacerlo?
-Por su absoluta simplicidad. Por eso me gusta. Cuando escalas, tu mente está despejada, libre de toda confusión. Está concentrada en algo y de repente, la luz se vuelve más nítida, los sonidos más claros. Y te invade una profunda y poderosa sensación de vida."
Siete años en el Tíbet
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