lunes, 21 de marzo de 2016

POR EL DÍA MUNDIAL DE LA POESÍA




GRITO DE MUJER


"...a las mujeres internas
 que, desde la infancia, me retuercen los ojos 
porque no quepo en el molde perfecto 
de sus sueños."
Gioconda Belli


Quizá en otro tiempo fui Boudicca, y prendí fuego al corazón de Nerón. Quizá fui aire y una vasta legión de hambrientos hiperbóreos. Yo, tal vez, amamantando con los mil pechos de Bride a las tribus resistentes a un imperio. Quizá fui llama, nervio de costilla y sangre. Quizá fui, aquellas pasiones sentenciosas, como el ave guiada hasta la brecha. Carne y hueso, Maeve Connacht, flagrante despiadada. Quizá guerrera con runas y espirales,  agazapada en la noche bajo la luz sobre el mapa que prende en la vela, con cantos de cuervas a la espalda, sonidos de una religión lejana plagada de sollozos y únicas verdades. Yo quizá, fui la antigua misión de Dagda vigilante. O tal vez fui rojizo labio al llanto, Scatagh dando órdenes al viento; amaestrando en la lucha a jóvenes potros que aún, dormidos en la eterna magnitud del bosque, soñaban con la guerra. Fui Eire con la trenza anudada al mar de la esmeralda y un grito en la sinergia de aquella rebelión de sexo sin las culpas.


Soy quién sabe qué, acaso guerrera y sucio golpe: cuervo, jabalí, cierva salvaje. Arqueada en la figura de todas mis predecesoras, escupiendo palabras con la debilidad del que escribe para encontrar respuestas. Y puede (estoy sedienta) que un día  La Morrigan se revele en mis sueños, y que parta mi corazón con sus extraños brebajes: sierpes, ranas, vísceras, grises pústulas. Aceite de muerte y podredumbre. Y puede, también que vuelva, sin más remedio, al campo de batalla. Destruiré la infecta  Roma y, con su mano hecha de grana, sangre de mi sangre, cortaré el cordón que los acerca a nuestras secretas costumbres. Seré entonces yo, y no quedará resquicio alguno en la tierra de su  infierno. Yo, despertando mujer de la ruda contienda. Yo celta sin miedo, heridas hasta el músculo caliente, madre bendita por los dioses.  Yo,  mil veces nueve, la última y primera en la gran elevación del Roble, hija del viento y de nadie. Mujer-Cierva. Quizá sí, y en otra vida fui La Grulla. Yo Nessa, Mis La fiera, Deirdre, Estiu, Danu valerosa. Todas las mujeres en época de hombres ante la atónita mirada del paso del tiempo.

Diana Forte.

martes, 15 de marzo de 2016



"- ¿Qué ocurre? ¿Ha pasado algo?

 -No lo sé. Temo que haya algún problema conmigo.

- ¿Qué se supone que significa eso?

- ¿Por qué todo el mundo piensa que soy una zorra?

-No sé lo que piensa todo el mundo.

- ¿Y tú?

- No, claro que no.

- Creo que tengo algún problema.

-Tienes que dejar de decir eso.

-¡La gente no me ve a mí, Cole! ¡Para nada! No sé, solo quieren... follarme o... pero no me ven a mí. Les da igual. Y a veces me preocupa no ser una persona de verdad; ser solo una fantasía en la imaginación de la gente. Cuando era niña pensaba que haría algo con mi vida, que haría algo positivo. Estaba segura de ello, segura de que...le importaría a la gente.

-Y les importas.

- No, que va. Esa es la cuestión, Cole. ¡Que va! ¡No soy nada!"



El Affaire.

martes, 8 de marzo de 2016

Susurro del bosque

He vuelto a la yaga, al surco del tronco

deslizado y sediento:

Semen inútil de los días.

¿Por qué, Diana, buscar la forma

                                                         dentro 
de la forma extensa de la nada?


El bosque es un vacío

donde absorbo el peso de su masa intensa,

el abandono, la pulcra derrota de las aves, 

La memoria.


¿Por qué, entonces, sigo el sesgo 

                                                      cansado de tu tarde?

¿Tengo que lamer tu luz 

al paso de la tierra?

¿Tengo que enterrar tu cima 

                                                  al borde de mi savia? 



El bosque es un sonido

donde no brota levedad ni estructura

Donde tu 

                    vuelves a reclamar 
                                             
                                                    el incesante hueco.



No soy la mujer que necesitas.






Diana F.

ROMANCE DE LA FINITA JUVENTUD

Como hay que tocar todos los palos, después de los haikus os dejo con este Romance de la finita juventud que me ha costado horrores. Espero lo disfrutéis.


ROMANCE DE LA FINITA JUVENTUD

Si yo pudiera alejarme

¡Ay, mi edad caprichosa,

de lo que cuenta la vida

o lo que vierten las ondas!


¿Cuántos ojos dormirían

con la lengua del mañana,

si yo pudiera en la noche

volver a la edad quemada?


Muerte, caricia sentida,

siniestra dama de escarcha,

dame la arena que tomas

déjame ser dulce llama.


Si yo pudiera alejarme

¡Ay, mi edad caprichosa,

de lo que cuenta la vida

o lo que vierten las ondas!


¿Cuántas canciones oirían

mis vocales vanidosas

sobre el murmullo del agua

que crece de bellas formas?


Que es lo que cuenta la herida

que es lo que olvida la prosa

ceniza: manto de ortigas

en el féretro de alondras.


Si yo pudiera enfrentarme

a la luz más tenebrosa;

Muerte, ¿Vendrías conmigo

para derribar las sombras?


Si en la barca yo quisiera

mostrarte mi rebeldía

¿Sabrías que soy tu sierva

y demando tus delicias?


¿Podrías, por un instante

como la mar resentida

volverme a la edad del sueño:

juventud tan bendecida?


Que es lo que barrunta el hombre

lo que brama la poesía:

la juventud poderosa

es la verdad corrompida.


Si yo pueda alejarme,

¡Ay, mi edad caprichosa,

de lo que cuenta la vida


o lo que vierten las ondas!


Diana F.

miércoles, 2 de marzo de 2016

“Somos así. Soñamos el vuelo, pero tememos a las alturas. Para volar es necesario amar el vacio. Porque el vuelo solo ocurre si existe el vacío. El vació es el espacio de la libertad, la ausencia de las certezas. Los hombres quieren volar, pero temen al vacío. No pueden vivir sin certezas. Por eso cambian el vuelo por jaulas. Las jaulas son el lugar donde las certezas viven." Rubem Alves.