domingo, 27 de noviembre de 2016

Maldita, inútil locura

Como en la sucesión de ideas encontradas, hallo mis formas en el frío de un parque andaluz, de una farola, de una salida a toda prisa de la casa vieja en la que aúllo aún los sueños. Que no me faltan derrotas y siempre me hacen falta besos. Yo, que encontraba en mí la perfección exagerada de lo que ya no existe. Mas una y otra vez humana, sigo buscando el hueco que me corresponda, sigo intentando ser quien quiera que sea quien esté ahí adentro. El frío hace conmigo lo que conmigo hace la distancia, o la lluvia, o la impaciencia. Temo que no vuelva nunca esa creencia invencible de ser fiel a lo que soy, aunque nunca me haya gustado. No escribo para nadie, escribo para mi pobre corazón quebrado. Que no es lo mismo saberse, que ser sensible a los impactos. Pero que aquí caigo, en el frío. Sin contar nada que no sea el congelado de mis dedos. Sin nada nuevo que no sea esta locura infinitamente absurda. Te vas y yo regreso del lugar de mi mente en que me hallaba obstruida. Te vas a otro país para que yo empiece a caminar sola. Y en esa soledad me hablo con todos mis demonios y hago al fin las paces. Cansada ya de que me digan que nunca fui suficiente. Cansada de las bromas dolorosas del hallazgo insolente de ser menos que el resto. Pero vaya. Que te vas a cualquier parte y yo regreso. Más firme, más ruda, más guerrera. Y no me importa ya que los vientos no me surquen. O que el amor me amargue la tristeza. Yo no quise preguntar cuando volvías. No quise preguntar cuando parabas. En qué momento volverías a estar loco.

Maldita, inútil locura.


Diana Forte.

miércoles, 19 de octubre de 2016

ALIENTO DE NOSTALGIA

ALIENTO DE NOSTALGIA



De repente estaban ahí. Yo no los había invocado, y mucho menos quería volver atrás, pero una ligera pústula de color violeta iba naciendo en alguna parte de mi cerebro. Me zarandeaba constantemente la sensación de que toda mi infancia, toda mi adolescencia, toda la etapa magna de mi vida, se había esfumado como el humo de una obra a las 4 de la tarde. No sabía qué estaba sucediendo. Los ojos iban y venían, de una sucesión de imágenes de personas que una vez tal vez conocí, a la página abandonada de mi ex. Ese ex al que yo había decidido condenar a la culpa y el dolor perpétuo. Esa persona triste y deprimida que no había tenido el valor necesario para enfrentar las cosas a su debido momento. Nada más alejado de mi actuación. Me había pasado los cuatro años de relación buscando manos ajenas y, sin embargo, ahora me parecía el ser más escandalosamente maravilloso sobre la faz de la tierra. Todos los que se habían aprovechado de mi buena voluntad o, aquellos que en algún momento de su existencia me habían regalado palabras de miel, ahora se me antojaban como héroes de marvel. Salvadores de un destino incierto que parecía irse todas las mañanas junto a la manta de los pelos del gato. 
Sí, vivía en otra ciudad, desayunaba en otra ciudad, el ruido de las calles cada despertar era, sin duda, de otra ciudad. ¿Qué estaba haciendo allí? El destino había decidido rebelarse contra mí. En ese preciso instante en que me levantaba para ir al baño y mirarme al espejo, todas las facciones de todos a los que un día amé se aparecían como una especie de ensoñación mitificada. Yo sabía que era una ilusión, una pandemia de exaltación por la nostalgia, pero no podía alejar de mí esa sensación magullante que me decía que "cualquier tiempo pasado había sido mejor". ¿Lo había sido? Desde luego que no. Entonces, ¿por qué había olvidado con tanta facilidad el posible brillante presente? ¿Necesitaba volver atrás? ¿Cuándo había empezado esta oleada de `saudade´ extrema? ¿Para qué? ¿Era la forma que tenía mi cerebro de decirme que quería huir? No podía contestar a ninguna de aquellas preguntas. Lo sabía. Sin embargo, las imágenes no dejaban de venir a mi cabeza. Me vestía, me arreglaba, bajaba a comprar el pan, y allí estaba mi etapa en la Universidad. Esas mañanas despreocupadas en las que solo tenía que plantarme en una silla y despreciar al mundo por haberme hecho levantarme tan temprano. Solo tenía que mirar a mis amigas y proponer alguna escapada a los bares de enfrente para mitigar el aburrimiento juvenil. Yo era un ser humano en proceso de algo. Y parecía algo importante. ¿Y ahora? Ese ser humano que tejía palabras en las libretas y dibujaba formas de futuro no encuentra nada en su presente que quiera conservar. Y no digamos que desea eliminar nada de su vida, simplemente, es como si las cosas le rozasen. Como si las cosas me rozasen. Me siento al borde de algo y siento que mi única salida es huir. Pero, ¿hacia dónde? ¿Y para qué? Hace un año fui feliz, y ahora solo puedo recordar la nostalgia. No sé qué está pasando. No quiero nada de lo que tuve, pero mi cerebro anhela todo lo que fue. Se está convirtiendo en una especie de monstruo silente. Y yo me estoy convirtiendo en una adoradora del sonido del teclado en mis dedos. El odio existe porque tiene forma de palabra. El odio es real porque tiene conciencia. Igual que la tristeza. Igual que la melancolía. Aunque eso ya lo sabía Von Trier. 

lunes, 17 de octubre de 2016

jueves, 8 de septiembre de 2016

EL CONCIERTO



Tragada tu voz alrededor de un cuadro oscuro

el micrófono carga

tu aliento de sangre;

y dota
                de peces viscosos,

peces de hambre entregados a la masa,

los cuerpos heridos

que en la noche
                              te nombran.


Las nucas se aceleran como cuervos

que exigen su derrota

Se expanden, modulan con tu ritmo

las vértebras que el verso ha despertado.


Yo presiento.

Yo en el hueco de tus palabras de llanto,

yo en las sombras quebradas por los focos,

yo
          engullendo
                                 tu texto desdentado

Arrancándome del sueño que será

el sueño eterno

                                de esta última noche.

Eres mío y no; mío y de todos; y no.

Dentro del tímpano, en las manos

de quien clama

                              eres, también,

grave falange de los dedos

que yergo ante tu grito.

Y no.


La sala se estremece. Vuelvo a la penumbra

donde los monstruos de tu llaga rompen la sinergia.

Cantas,

               y cantas como el puño revienta

en la boca de una puta

Y como el orgasmo sacude la tierra

en el pico exacto de una grieta.

Cantas,
              y todas las voces sordas

entran y salen de ti.


Los platos ahora giran. Rápido y dulce

me enveneno,

absorbo la cerveza

como Cronos absorbe la libélula en tu vientre.

Un bicho te cabalga en la garganta.

Un bicho que no sirve más que para el sueño

más que para advertir la certeza

de lo que nunca jamás

podría haber sido.


He terminado de esconderme.

Acaba el concierto. Vértigo en la sala.

Bailo ya y resbalo hasta la barra

como un súcubo sonriendo

al final de la partida. No hay más dramas.


Apagas el silencio. Descansan entonces

los pedazos de légamo

que siempre encuentro en tus rimas

Y despiertas otra vez

                                       al gran espacio en que

no sabes que piensan.

Y no importa.


Todos aplauden.





Diana F.

martes, 6 de septiembre de 2016

EL CANTO ROJO DE LA NOCHE

La noche estrellaba sus figuras
en el bosque horadado de tinieblas.
La voz del roble
despertó la vulva,
oxígeno de madre, fuerza temerosa
de aquellos llamados bárbaros
por la mano roja
de todas las legiones.

En sus ojos, el fuego de la guerra,
en la espalda
su nombre de animal
valiente.
Es la rebelión de los Icenos,
figura de yegua
cargando el torque
de luz atragantado.

Voces de fieros Trinovantes
aullando hasta la unión de la sangre
y la Victoria: ¡Boudica!
¡Liberada hoz
que sesgas las gargantas
armadas de los hombres!
Tú que elevas los puños hasta el cierre
  y acaricias
las llagas enemigas
 con el filo de tus flechas,
haz del pueblo celta
una página tomada
y grita de nuevo a Andrasta
que no hay liebres capaces
de borrar
el triunfo que erigisteis.

Devuelve
aquella última noche
hasta el marcado camino
que Roma quiso
ensamblar sobre tu nombre.
Regresa a tu hogar, mujer
de cabellos afilados.

No dejes que los zorros
se conviertan en lobos
otra vez.
Despierta en ese pecho
que habla carne
 la sabiduría del Roble.
Y no consientas que tu voz 
se deshaga  jamás


sobre el llanto del misterio.

Diana Forte.

viernes, 15 de julio de 2016

Logos

De toda mi matriz
nace un idioma
herido por tus manos.
Ahora hablo el verso
del mamut errante
de los pájaros esféricos
que penden del
silencio.

Antes un poema,
ahora un susurro
de bardo sin misterios.
De todo mi centro
en este instante
crecen las raíces
que a ti
quieren llevarme.

Y duele.

Duele
como solo ya
puede dolerse
lo que nunca existe.


Diana Forte.

martes, 12 de julio de 2016

Escribir sin corazón, sin alma, porque el miedo todo puede hacerlo todo puede hacerlo nada

















Vivir en el miedo
es escapar del llanto
devolverse a la muerte
arrastrarse a la carga
pesada del olvido.

Vivir en el miedo
con tu nombre
con mis páginas
repletas de bocetos.

Vivir en la más
absoluta negritud
a tan alta hora
en que te miro
y el vértigo tiene
insistencia de jaula


Vivir en el miedo
en la sala de espera
donde los niños juegan
con pelotas azules.

¿Cuándo vendrás a salvarme?

El eco contesta
sin abrazo de pánico.
Mi miedo
tiene forma de vacío

donde solo estás tú.



Diana Forte.

Escribir sin corazón, sin alma, porque el miedo todo puede hacerlo todo puede hacerlo nada

















Vivir en el miedo
es escapar del llanto
devolverse a la muerte
arrastrarse a la carga
pesada del olvido.

Vivir en el miedo
con tu nombre
con mis páginas
repletas de bocetos.

Vivir en la más
absoluta negritud
a tan alta hora
en que te miro
y el vértigo tiene
insistencia de jaula


Vivir en el miedo
en la sala de espera
donde los niños juegan
con pelotas azules.

¿Cuándo vendrás a salvarme?

El eco contesta
sin abrazo de pánico.
Mi miedo
tiene forma de vacío

donde solo estás tú.



Diana Forte.

domingo, 10 de julio de 2016

¿Quién eres ojo de ave?

No soy sofisticada.
No soy Audrey Hepburn.
No Juana de Arco.
No tengo fe ciega en una voz al otro lado.

No soy la chica de las flores.
Mi piel no es blanca
como la nieve deshecha.
No soy la de los labios rojos
o la mano intacta.

No soy Marilyn Monroe
a punto de morir.
No soy una cachorra.
No parezco una
brizna de caléndula.
No soy el tierno cerdo
del vietnam.

Mi mirada tiene forma de otra cosa.
No soy modelo.
No valgo para eso.
No finjo
que llevo toda una vida sufriendo.
Sufro.
Gilipollas.
Humana.
Sensible.
Que os jodan.

No guardo lo que siento.
No hablo lento,
mi voz no es dulce,
no intercambio
el sonido de los pájaros
con el amanecer.

No.
No.
No.
No.

No soy tú. Ni como tú.
Ni ruta perforada de un bypass.

¿Qué quién soy?

Abre una puerta, soporta el frío.

¿Hace frío entre el vértigo helado?
Sangra un clavo, eriza el vello de un
ciego.Cal herida
 revienta entre la noche.

¿Sabes cómo se dice guerra
en el idioma de los bravos? (grito).
Reivindica.
Hay una espiral dentro del bosque,
un bosque
dentro de la ruina.

La ceniza congelada y yo, dentro,
muy dentro de la
sombra acariciada.

Muy al fondo del clamor de la insistencia.

¿Qué quién soy?
Soy Lola.
Así que, ¡Corre, Lola, corre!
Soy Frida: asco amor alado
arte moribundo.
Soy la de la mano
erguida, la de la hoz en la boca,
la de la grava de aire
en los pulmones.

Soy un licántropo embebido de luna.
Mi luna amada, hombre
coherente que no existe.

Soy Mulan después de la flecha.
Azul oscuro
vivo infierno.
Soy el pequeño escorpión
peleando contra bestias rabiosas y
mefistos.

¿Qué quién soy?
Busca en los ángulos
mis ardientes pies de fuego.
Llaga la alfombra mi voz de sufragista.
Soy Maeve,
¡Maeve desnuda elevada
hacia la historia!

¿Qué esperabas?
No.
Para nada soy
esa clase de mujer
que antes de mirarte

se observa las rodillas.


Diana Forte.


Paradas básicas

Autopistas,
autopsias.
Seguro que alguien
obtuvo
el beneficio
de la duda.

Amor
es lo que pasa
mientras el llanto
se doblega
y malsano
se atraganta.

Todos estábamos
de fiesta,
y yo vi
una polilla arder
en la punta de mi mano.

¿Cómo suena la misericordia?
Un grito
despertó la voz
de los convalecientes.

Y si las horas
tuvieran
veinticuatro muertes

Yo estaría
en la sexta parada
de mi breve
existencia.

Por eso
te marco entre los verbos.
Por eso
ya no hace falta
corazón.


Diana Forte.

domingo, 15 de mayo de 2016

VERDADES

TAL VEZ NO ERA PENSAR


"Tal vez no era pensar, la fórmula, el secreto,
sino darse y tomar perdida, ingenuamente,
tal vez pude elegir, o necesariamente,
tenía que pedir sentido a toda cosa.

Tal vez no fue vivir este estar silenciosa
y despiadadamente al borde de la angustia
y este terco sentir debajo de su música
un silencio de muerte, de abismo a cada cosa.

Tal vez debí quedarme en los amores quietos
que podrían llenar mi vida con un nombre
en vez de buscar al evadido del hombre,
despojado, sin alma, ser puro, esqueleto.

Tal vez no era pensar, la fórmula, el secreto.
sino amarse y amar, perdida, ingenuamente.

Tal vez pude subir como una flor ardiente
o tener un profundo destino de semilla
en vez de esta terrible lucidez amarilla
y de este estar de estatua con los ojos vacíos.

Tal vez pude doblar este destino mío
en música inefable. O necesariamente..."


Idea Vilarriño

jueves, 5 de mayo de 2016

A PROPÓSITO DE LENA, Y DIANA TAMBIÉN
PARTE 2.

Ahora os voy a contar la clásica historia de celos...Y de cómo hay que luchar contra ellos como contra el dragón medieval. En esta historia, yo soy Vigo Morterssen  en "El señor de los anillos" y los celos no tienen nada que hacer contra el poder de mi espada. Todo empezó como empiezan todas las historias de celos, todas las grandes historias de celos: con mi ex novio y mi mejor amiga follando. Y no es cualquier mejor amiga. Esta mejor amiga es como si Brigitte Bardot  hubiera tenido una hija con una sirena. Aunque tuviese una llaga llena de hongos en la cara, Mathew Perry le pediría salir. Y no soy lo que se podría decir una chica tranquila. No soy relajada ni llevo las cosas bien. Si me vierais por ahí nunca diríais: "Esa Hannah lleva una vida como una joven moderna". Diríais: "¿Habrá esnifado anfetas hace una hora?"
            Total, que cuando me enteré de lo de mi ex-novio y mi mejor amiga, aunque parezca raro conservé la calma. De hecho, me quedé helada. Intenté imaginarme cosas horribles, como que él le lamía su tatu de trompa de elefante y le mordisqueaba una tetilla mientras ella le tocaba las pelotas. Y luego él le chupaba sus labios como capullos de rosa. Intenté ponerme de los nervios imaginándome todo eso en bucle. Pero la realidad es que no estaba enfadada. Estaba triste. Triste por lo que pensaba que ellos creían que estaba pensando. Me dije que estarían diciendo: "¡Oh dios, Hannah está cabreadísima! Va a matar a un gato y lo clavará en la puerta. Va a llorar tanto que todo Greenpoint se va a llenar de lágrimas y va a parecer un puto parque acuático." ¿Y sabéis qué? No se equivocaban. Tuve que luchar con todas mis fuerzas para no ser así; y no fue fácil.
            Se me pasó por la cabeza tirarles una bici por la ventana, pero, 1: Vive en un tercero y tengo muy poca fuerza. Y 2: Me lo habría agradecido en plan: "Gracias por la bici". Se me ocurrió mandarle a Jessa un mensaje que dijera: "¿Qué se siente cuando el viento os acaricia la cara a los dos, jovencita?" Sin embargo, me senté y lloré y pensé y comí y escribí. Y me masturbé pensando en un obseso feo por un tema de la infancia que aún no he superado.

            Cuando me enteré de que el tema eran "Los celos", supe que tenía que ponerle un final a mi historia. Un final de verdad. Y se lo he puesto 20 minutos antes de llegar cuando les he dejado una cesta de fruta muy bonita y nada barata en la puerta, con una nota que dice: "Buena suerte, lo digo sinceramente. Eternamente, Hannah." Esa es la realidad, ¿Sabéis? Yo voy a ser Hannah para siempre. Haga lo que haga y con independencia de si provoco una crisis de los misiles con emociones o de si conservo la calma y regalos una cesta de fruta. Yo solo puedo controlar el caos que genero a mi alrededor. Pero lo increíble es que cuando he llegado a su puerta, y he oído gritos, y he oído mi nombre; y he sentido locura; he descubierto, que yo estaba libre de eso, por lo menos esta tarde. Eso es todo. Gracias. 


Extraído de la serie "Girls".

lunes, 11 de abril de 2016

Y DIJO UN DIOS PAGANO...

Y DIJO UN DIOS PAGANO...



No tengo inspiración, pero podría intentarlo.

Un sueño en la sonrisa

que respiro.

Son los días la mirada de ellos

todos.

De sus caras de silencio

a sus ojos descosidos

vuelvo.

Hay chispa y labia en la primera juventud

que el hombre, adrede, 

se comete.

Dales el sabor de lo importante,

el tiempo no espera.

Diana Forte.

lunes, 21 de marzo de 2016

POR EL DÍA MUNDIAL DE LA POESÍA




GRITO DE MUJER


"...a las mujeres internas
 que, desde la infancia, me retuercen los ojos 
porque no quepo en el molde perfecto 
de sus sueños."
Gioconda Belli


Quizá en otro tiempo fui Boudicca, y prendí fuego al corazón de Nerón. Quizá fui aire y una vasta legión de hambrientos hiperbóreos. Yo, tal vez, amamantando con los mil pechos de Bride a las tribus resistentes a un imperio. Quizá fui llama, nervio de costilla y sangre. Quizá fui, aquellas pasiones sentenciosas, como el ave guiada hasta la brecha. Carne y hueso, Maeve Connacht, flagrante despiadada. Quizá guerrera con runas y espirales,  agazapada en la noche bajo la luz sobre el mapa que prende en la vela, con cantos de cuervas a la espalda, sonidos de una religión lejana plagada de sollozos y únicas verdades. Yo quizá, fui la antigua misión de Dagda vigilante. O tal vez fui rojizo labio al llanto, Scatagh dando órdenes al viento; amaestrando en la lucha a jóvenes potros que aún, dormidos en la eterna magnitud del bosque, soñaban con la guerra. Fui Eire con la trenza anudada al mar de la esmeralda y un grito en la sinergia de aquella rebelión de sexo sin las culpas.


Soy quién sabe qué, acaso guerrera y sucio golpe: cuervo, jabalí, cierva salvaje. Arqueada en la figura de todas mis predecesoras, escupiendo palabras con la debilidad del que escribe para encontrar respuestas. Y puede (estoy sedienta) que un día  La Morrigan se revele en mis sueños, y que parta mi corazón con sus extraños brebajes: sierpes, ranas, vísceras, grises pústulas. Aceite de muerte y podredumbre. Y puede, también que vuelva, sin más remedio, al campo de batalla. Destruiré la infecta  Roma y, con su mano hecha de grana, sangre de mi sangre, cortaré el cordón que los acerca a nuestras secretas costumbres. Seré entonces yo, y no quedará resquicio alguno en la tierra de su  infierno. Yo, despertando mujer de la ruda contienda. Yo celta sin miedo, heridas hasta el músculo caliente, madre bendita por los dioses.  Yo,  mil veces nueve, la última y primera en la gran elevación del Roble, hija del viento y de nadie. Mujer-Cierva. Quizá sí, y en otra vida fui La Grulla. Yo Nessa, Mis La fiera, Deirdre, Estiu, Danu valerosa. Todas las mujeres en época de hombres ante la atónita mirada del paso del tiempo.

Diana Forte.

martes, 15 de marzo de 2016



"- ¿Qué ocurre? ¿Ha pasado algo?

 -No lo sé. Temo que haya algún problema conmigo.

- ¿Qué se supone que significa eso?

- ¿Por qué todo el mundo piensa que soy una zorra?

-No sé lo que piensa todo el mundo.

- ¿Y tú?

- No, claro que no.

- Creo que tengo algún problema.

-Tienes que dejar de decir eso.

-¡La gente no me ve a mí, Cole! ¡Para nada! No sé, solo quieren... follarme o... pero no me ven a mí. Les da igual. Y a veces me preocupa no ser una persona de verdad; ser solo una fantasía en la imaginación de la gente. Cuando era niña pensaba que haría algo con mi vida, que haría algo positivo. Estaba segura de ello, segura de que...le importaría a la gente.

-Y les importas.

- No, que va. Esa es la cuestión, Cole. ¡Que va! ¡No soy nada!"



El Affaire.

martes, 8 de marzo de 2016

Susurro del bosque

He vuelto a la yaga, al surco del tronco

deslizado y sediento:

Semen inútil de los días.

¿Por qué, Diana, buscar la forma

                                                         dentro 
de la forma extensa de la nada?


El bosque es un vacío

donde absorbo el peso de su masa intensa,

el abandono, la pulcra derrota de las aves, 

La memoria.


¿Por qué, entonces, sigo el sesgo 

                                                      cansado de tu tarde?

¿Tengo que lamer tu luz 

al paso de la tierra?

¿Tengo que enterrar tu cima 

                                                  al borde de mi savia? 



El bosque es un sonido

donde no brota levedad ni estructura

Donde tu 

                    vuelves a reclamar 
                                             
                                                    el incesante hueco.



No soy la mujer que necesitas.






Diana F.

ROMANCE DE LA FINITA JUVENTUD

Como hay que tocar todos los palos, después de los haikus os dejo con este Romance de la finita juventud que me ha costado horrores. Espero lo disfrutéis.


ROMANCE DE LA FINITA JUVENTUD

Si yo pudiera alejarme

¡Ay, mi edad caprichosa,

de lo que cuenta la vida

o lo que vierten las ondas!


¿Cuántos ojos dormirían

con la lengua del mañana,

si yo pudiera en la noche

volver a la edad quemada?


Muerte, caricia sentida,

siniestra dama de escarcha,

dame la arena que tomas

déjame ser dulce llama.


Si yo pudiera alejarme

¡Ay, mi edad caprichosa,

de lo que cuenta la vida

o lo que vierten las ondas!


¿Cuántas canciones oirían

mis vocales vanidosas

sobre el murmullo del agua

que crece de bellas formas?


Que es lo que cuenta la herida

que es lo que olvida la prosa

ceniza: manto de ortigas

en el féretro de alondras.


Si yo pudiera enfrentarme

a la luz más tenebrosa;

Muerte, ¿Vendrías conmigo

para derribar las sombras?


Si en la barca yo quisiera

mostrarte mi rebeldía

¿Sabrías que soy tu sierva

y demando tus delicias?


¿Podrías, por un instante

como la mar resentida

volverme a la edad del sueño:

juventud tan bendecida?


Que es lo que barrunta el hombre

lo que brama la poesía:

la juventud poderosa

es la verdad corrompida.


Si yo pueda alejarme,

¡Ay, mi edad caprichosa,

de lo que cuenta la vida


o lo que vierten las ondas!


Diana F.

miércoles, 2 de marzo de 2016

“Somos así. Soñamos el vuelo, pero tememos a las alturas. Para volar es necesario amar el vacio. Porque el vuelo solo ocurre si existe el vacío. El vació es el espacio de la libertad, la ausencia de las certezas. Los hombres quieren volar, pero temen al vacío. No pueden vivir sin certezas. Por eso cambian el vuelo por jaulas. Las jaulas son el lugar donde las certezas viven." Rubem Alves.

lunes, 22 de febrero de 2016

HAIKUS

Muere la noche.

Sobre el banco del parque

sangra el suicida.

Diana Forte.



A mi abuela.

Como la antigua

voz del arce púpura,

llegan tus manos.



Diana Forte.

martes, 9 de febrero de 2016

BRUMAS


En la barra del bar marco tu nombre
trazo la sombra fría del abrazo
oigo tus pasos sucios sobre el vaso.
El tiempo es una llama entre dos voces.

Brava yegua de sangre. Sobre el borde
de nuevo un trago blanco en esta herida
Vacío el reclinar de tus orillas
y arrastro hasta ese taxi,
sin ojos ni descanso,
la grave sacudida de la noche.

Diana Forte.

domingo, 17 de enero de 2016

Devuélveme la historia

Si alzo el puño es porque aún el aliento
quiere convertirse en denso malestar
que de la vida.
Si te miro, y nos vemos en batalla,
y bajamos la avenida de la ciudad
más triste
con el río naranja de una eterna revolución,
devuelve tus ojos de pájaro a mi rabia.

Porque en las plazas existen los jóvenes
ansiosos
Los vómitos reales
los besos que cambian estaciones
los que tocan con el dedo la poesía.
Ven a mi nervio en carne viva.
No sueltes mi mano.

Seamos valientes que creen en el poder
de las palabras, en la dulce memoria que necesita
abrazos. En el silencio del amor y su sediento
espanto por la muerte
de los que ahora elevan el mundo sin
rozarlo.

Si alzo el puño es para que tú me mires
a los ojos como el caos que nos
da forma por la larga
avenida de esta densa ciudad de
lluvia enferma,
y creamos en la vida, en las ruinas poderosas
que levantan yunkes,
en la fuerza, la pasión y la inocencia
que destierra la verde realidad.

Devuelve tus párpados al mundo, tócame con calma.
Hagamos guerra en nosotros para brindarnos paz;
que si alzo el puño
es porque aún sueño con la larga noche
de vivos colores
y delfines de océanos de aire
que lleven el lenguaje,
la lengua y la palabra, al punto exacto
donde grita un corazón.


Diana Forte.

lunes, 4 de enero de 2016

ELLA SUEÑA CON MONSTRUOS



Ella sueña con monstruos. A veces le tocan el estómago y toda la sangre sale fuera.

Está aguantando un pálpito. Y nadie sabe lo difícil que es detener un corazón.

Ella lo hace. Tiene ese don innato para derruir cosas imposibles.

Sabe exáctamente dónde está su hogar, qué lugar pide su cuerpo, pero resiste.

Es una cobarde. Ella lo ha aprendido porque sueña con monstruos,

y no los enfrenta.

Ellos se transforman en su lente, en su mejilla, en su lágrima, en su rol, su odio,

su ballesta.

Ella sabe que tiene que luchar, pero no lucha.

Ama sus abominaciones.

Ella se consume lentamente. Gasta su vida lentamente.

Ella lame su piel lentamente

y espera, como hace con las cosas innatas.

Quiere que esta vez el tajo no se haga ruina,

suplica una bonita cicatriz.



Ella quiere ir a su hogar, quiere volver al mundo en que no duele todo.

Ella debe pelear. Debe pelear.

Debe pelear,

pero los monstruos la quieren.

Ella los ignora, a veces.

Ella sueña con que muere.

Ella sueña con que muere.





Diana Forte.