lunes, 27 de mayo de 2013

A lo mejor también llueve cuando llueve cuando llueve cuando llueve cuando...

Hay un cielo más blanco, seguro, en otra parte del planeta; que tapa este cielo rojo de mis ojos. Un cielo en el que ya no vuelo, no respiro, no me cojo el sol con los dedillos para decirme que nada es tan difícil, o nada tan sencillo, simplemente extraño.Y que puede qué, aun gris, aun oscuro este cielo que me cubre, esta torpeza y el inútil insulto a mi poca inteligencia, en la lluvia se atrevan a un sarcástico rescate. Decirme que hay cielos también en otras cuevas, pero que tienen cúpulas no habitadas por estrellas, ni por lunas, ni planetas lejanos. Cielos en los que no existen ni olores ni rabias, ni decepciones que materialicen sueños distraídos. Allí puedo tomar un cacho, un cacho para dar a mi bermejo espacio la atronadora esperanza que merece. Por que si bien donde hay oscuridad puede crecer luz, donde hubo luz y se apagó, nada podrá nacer de las tinieblas.


Akata.

miércoles, 22 de mayo de 2013

Ejercicios y reflexiones


(PASARELA GARCILASO)

"En tanto que de gesto y autoestima
se muestren los cimientos de tu nombre
procura que las dudas no te asombren:
encima de tu miedo hay purpurina.

En tanto que la piel calle dolores,
el muslo insista, el pecho siga alzado
y en tanto que perfumes, luz, aplausos,
París, Milán, Madrid, Berlín o Londres.

no pienses nada ahora, date prisa,
es el momento de correr a escena,
tú simplemente ve, posa, respira.

Caminará por ti la edad ligera,
todo va a sonreírte en esta vida
mientras parezcas joven y perfecta."

Andrés Neuman.




(PASARELA EXTRAPOLADA)

Bueno, Neuman, entre el pánico y yo ya nada brilla,
Dijiste purpurina y huelo a miedo.
¿Por qué en la oscuridad menos me temo,
y luego en el diván no hay aspirinas?;
sino palabras, ¡Palabras!
¡Todo rimas!
Como muerte y tiempo, juventud y corrida.
Hablo con Granada cuando leo
en tus poemas,
pero las dudas
me asombran siempre. Son mentira.

Neuman, no hay gesto suficiente a tanta huida,
ni muslo que no grazne, ni pecho que no diga
que, a veces, en la noche,
también hay que apagarse.

Y, sin embargo, viva,
como al subir a la terraza,
 leo un poema en el cielo sin estrellas.
Voy, me toco el sexo hasta la rabia;
y te escribo atentamente, ya sin pena:
Neuman, ni con prisa, ni con luz y pasarela
podrá morir la llama que me inunda,
el fruto nunca niega que se pudra,
pero el fuego hasta en la muerte
prende y riega.

Respiraré, iré, sin pose alguna,
y si es verdad que la vejez es una deuda,
que me pille aún
escalándome la luna.

Joder, Neuman, dijiste: esta etapa es lagartija.
Y mamar y sudar,
y también sufrir sin prisa.

Pero, vaya,
esta tarde me has pillado,
y encima de mi todo

hay brillantina.

No temo que el futuro me haga estragos,
mientras dentro de mi pecho haya poesía.


Akata.

jueves, 16 de mayo de 2013

El horror sólo nace del infante


Nació el horror de su infancia malcurada.
El horror sólo puede abrirse
en los ojos de un niño.

¿Qué hicieron con el miedo?
Nosotros también lo padecimos.
Pero es más esta alergia al desarraigo,
al error,
a la herida de otra herida de otra herida.

Ese miedo tan maduro 
donde jamás podrá
crecer silencio.

Y aún piensa el adulto que es verdad
 la voz rota que lo aflige y lo señala.

¡Detente!, todo nervio es mentira.

El atroz músculo
es para el muchacho
que sin abecedario,
en una pared negra,
ha pintado una bala
sobre el cielo.

No conoce la "b",
y sabe "barbarie".
Usa su diente por que no entiende
la sangre,
Habla del miedo más que del abrazo.

A veces llora hasta saciarse.

El monstruo está en el baile
del instante en que existimos;
lo demás quizá un susurro de terror:
brava inconsciencia.
Que conocimos el pánico, seguro,
más como el pavor de un niño...

¡Ay, rocas, ríos, lágrimas de atleta!
Ni la muerte;
infantes turbios,
ni la muerte duele tanto.



Akata.

martes, 14 de mayo de 2013

Vendrá



Le dije: no digas nada.
No dijo nada hasta que amaneció.
Y me tendí en un charco de arena a comprender.
No pude.
Qué.
No había.
Dijo: no sigas, ¿Dónde vas?
Hacia dónde- respondí- Voy al mar, yo ya he perdido.
Espera.
¿Qué?
No escribo.
¿Dónde?
En las olas, en el miedo, en las noches de verano.

Quise como una bruma solventar las dudas de su carne.
No puedo.
Lágrimas no acabo.
El vaso en una mesa, gordo como sombra,
como sombrero de copa tronchado hacia la sangre de la flor.

Inspiración.

Y una hoz cortó el nudo de mis piernas.
Hablé.
Le dije: ¿Sigo?
Vino una luna a reflejarse en mi niñez.
Callé de nuevo.
Prometí no saber del terror más allá de un profundo océano.
Humedad como abrazo.
Una luz se encendió en lo alto de la córnea.
El astro, las bóvedas divinas.
A mi ya no me escuchan.
Palabras pobres, fundidas...
Le dije: dame tregua e inhalé.
Qué, ¿ahora te escondes?
No pude.
Esperé.
¿Dónde?
En el mar, en el miedo, en la llama, 
en la sal.
¿Dónde, dónde?

Vendrá.


Akata.

jueves, 9 de mayo de 2013

Pensamientos paseados VIII

Tuve tiempo hasta ser consciente de que sin mi, el resto de órganos eran ya un poco huérfanos.

No me consta que haya otra vida después de esta, y si la hubiera¿Qué importa/ría? El tiempo únicamente debería emplearse en cuestiones que pudieran darnos alguna certeza. ¿Mi vida sería más completa teniendo la certeza de otra vida? ¿Realmente, poder revivir me haría más consecuente, más valiente o  más activa? El miedo seguiría siendo una muesca en las líneas de mi mano. El miedo es ADN. Poder observar un mapa a medias que me mostrase la posibilidad de otra existencia no me haría más humana, o mucho más diferente de la clase de persona que soy en este instante. De hecho, apuesto a que, si todos tuviésemos otra vida, derrocharíamos la primera como una prolongada muerte hasta el siguiente alumbramiento. Viviríamos la primera existencia como vivimos la única. Malgastaríamos, nos drogaríamos, sobreviviríamos al dolor haciéndolo un abrigo para nuestros hombros...¿Hay alguna diferencia con este esbozo al que llamamos realidad? Sabernos contenedores de ochenta años más, nos dejaría exactamente igual a como estamos. ¿Cambiaría la percepción que nosotros mismos ocultamos de la muerte? 

Preguntarse todas estas cosas sirven sólo para mostrarse a uno mismo la desnudez cruda de la naturaleza humana. ¿Creación o tradición? ¿Costumbre o instinto? A mi la muerte no me hace más consciente de la vida, sólo me obliga a no desperdiciarla. Le debo eso a mi existencia. 

La ignorancia de otro mundo paralelo no me absorbe, únicamente me señala que no hay cortes para ningún patrón. Siempre es la primera vez.




Akata.