martes, 14 de mayo de 2013

Vendrá



Le dije: no digas nada.
No dijo nada hasta que amaneció.
Y me tendí en un charco de arena a comprender.
No pude.
Qué.
No había.
Dijo: no sigas, ¿Dónde vas?
Hacia dónde- respondí- Voy al mar, yo ya he perdido.
Espera.
¿Qué?
No escribo.
¿Dónde?
En las olas, en el miedo, en las noches de verano.

Quise como una bruma solventar las dudas de su carne.
No puedo.
Lágrimas no acabo.
El vaso en una mesa, gordo como sombra,
como sombrero de copa tronchado hacia la sangre de la flor.

Inspiración.

Y una hoz cortó el nudo de mis piernas.
Hablé.
Le dije: ¿Sigo?
Vino una luna a reflejarse en mi niñez.
Callé de nuevo.
Prometí no saber del terror más allá de un profundo océano.
Humedad como abrazo.
Una luz se encendió en lo alto de la córnea.
El astro, las bóvedas divinas.
A mi ya no me escuchan.
Palabras pobres, fundidas...
Le dije: dame tregua e inhalé.
Qué, ¿ahora te escondes?
No pude.
Esperé.
¿Dónde?
En el mar, en el miedo, en la llama, 
en la sal.
¿Dónde, dónde?

Vendrá.


Akata.

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