jueves, 16 de mayo de 2013

El horror sólo nace del infante


Nació el horror de su infancia malcurada.
El horror sólo puede abrirse
en los ojos de un niño.

¿Qué hicieron con el miedo?
Nosotros también lo padecimos.
Pero es más esta alergia al desarraigo,
al error,
a la herida de otra herida de otra herida.

Ese miedo tan maduro 
donde jamás podrá
crecer silencio.

Y aún piensa el adulto que es verdad
 la voz rota que lo aflige y lo señala.

¡Detente!, todo nervio es mentira.

El atroz músculo
es para el muchacho
que sin abecedario,
en una pared negra,
ha pintado una bala
sobre el cielo.

No conoce la "b",
y sabe "barbarie".
Usa su diente por que no entiende
la sangre,
Habla del miedo más que del abrazo.

A veces llora hasta saciarse.

El monstruo está en el baile
del instante en que existimos;
lo demás quizá un susurro de terror:
brava inconsciencia.
Que conocimos el pánico, seguro,
más como el pavor de un niño...

¡Ay, rocas, ríos, lágrimas de atleta!
Ni la muerte;
infantes turbios,
ni la muerte duele tanto.



Akata.

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