domingo, 4 de marzo de 2012

Morir, vivir, pensar, sentir...


·Si en el fondo yo lo entiendo, os lo juro, y no es que me descorra o se me rompan los visillos para tanta sonrisa del palo, es que las Murcias, estos domingos de imán y cielos empedrados me machacan, ¿sabéis?, me hacen estragos como los tragos de más que meto a veces, que no son por diversión ni para divertir y hacer el idiota (que se me da bastante bien), son quizá por la invención de que un poco de ese líquido y veneno harán de mi un ser completo y completado, una burbuja que no se resquebraja. De ilusiones vive el hombre...
Y yo digo que quiero un vaso de vino del caro robado en un mercadona, y quiero la mirada de después cuando te cogen del brazo y tiran de ti para llevarte por el pasillo de los juguetes.
He aprendido que los domingos son para los enamorados o para los bohemios, pero no para los locos, egoístas o quebrados, para esos sólo hay lunes de café temprano y agrío y napolitanas frías.

Os juro que entiendo todas esas cosas que decís cuando me véis de verdad, si es que alguna vez lo hicistéis, y me da tanto pánico quedarme atrás que me encierro en las palabras como lo único posible. El amor...ya tan frustrado o tan cobarde; tan obsoleto, se ha cansado de buscar la pobre carcasa.













Y si hubiera una historia más absurda seguramente yo podría contarla.

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