lunes, 31 de agosto de 2015

Gaviotas grises

"Cuando acabe el día, habremos ganado un poco más.- me dije-
Se perderán las nubes y no habrá lugar
para la incertidumbre que molesta.

Seguramente, también, volvamos al trabajo sucio 
de despertar del sueño macerado, nuestro sueño,
y tengamos que cosernos los abrazos
para recordar que
un día fuimos ellos, y no otros.
Pero que ahora
somos nosotros 
                          y no los que quisimos.

Así acabará el día: sin ilusiones, muriendo un ratito junto a mi 
en la puesta de sol de ciudades plateadas.
Acariciándome las horas, las negras noches y los nervios desgastados
que pierden su sentido cuando regresa el tren.

Ese será el coste de la continuación: la extenuación final para conseguir
que nadie duerma.

Y será- con total certeza- en ese lugar desatentido, 
donde miraremos nuestros cuerpos sin gloria,
con grandes relieves y rupturas,
ahorcados como la luz de una vela que pretende
cegar la luz del sol,
en que no sabremos qué decirnos 
nunca más. 

Habrá rodado la pasión.

Las aves habrán sido peor que un sueño.
Despertaré,
como los yonkis y las piedras

y ya no volveré a soñar.

D. FORTE

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