jueves, 29 de enero de 2015

A mis libros con amor



SIEMPRE NOS GUSTÓ LA LLUVIA

"Las chicas grandes no lloran. No, no lloran." << ¡Pero no es verdad!- Le grité un día aburrida al señor J. Kennedy Toole que, desde la portada amarilla de su libro, me miraba con cara de merengue.- ¡Claro que lloramos, Señor Toole! Y a borbotones. A raudales; como si fuese nuestra obligación divina inundarlo todo hasta arrasar a la humanidad con el dolor. Lloramos como las mujeres que sin querer evitarlo, miraron atrás en el desastre de Pompeya. Como la niña terca de la foto de la guerra de Vietnam. Lloramos como nuestros ídolos de rock envueltos en cocaína, acabados y destrozados por un lamentable futuro de degradación y canciones desfasadas. Y si, también lloramos con los tres ojos de los vivos de Chernóbil, como los árboles del Amazonas antes de caer a tierra y dejar de ver el fuerte licor del sol desde lo alto. Vamos por ahí llorando como pequeñas hijas de puta que saben que el mundo no se merece tanto, tanto tanto daño; y ellas tampoco.>>

<<Querido Toole, te equivocabas. Sólo las chicas grandes podemos llorar de verdad. Llorar para que, de vez en cuando, algo se desvanezca.>>





Diana Forte.


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