sábado, 4 de agosto de 2012

Sueño con el roce de los sueños



"Se apoderó de Cú Chulainn un espasmo que hizo que su cuerpo se combara, pareciendo un ser monstruoso, horrible e informe sin igual. Sus piernas y articulaciones, todos sus nudillos y órganos, de la cabeza a los pies, se agitaban como un árbol en plena inundación o un junco a merced de la corriente. Su cuerpo se revolvió violentamente dentro de su propia piel de tal forma que sus pies y espinillas se dieron la vuelta hacia atrás, y los talones y las pantorrillas, hacia adelante. En su cabeza los nervios se alargaron hasta la nuca, cada uno de ellos cuan poderoso, inmenso y desmedido pomo, del tamaño de la cabeza de un niño con un mes de vida. Uno de sus ojos se hundía hasta tal punto en su cráneo que una grúlla salvaje lo perdería de vista a la altura de la mejilla de tan hundido en las profundidades del cráneo que se hallaba, y el otro ojo le colgaba a la altura de la mejilla. Su boca retorcida de forma extraña y las mejillas estiradas hacia atrás dejaban la mandíbula descarnada hasta dejar a la vista sus entrañas, sus pulmones y su hígado ondeaban en su boca y en su garganta, su mandíbula inferior le dio un golpe tal a la superior como para matar a un león, y escupía por la boca grandes cantidades de saliva que parecían copos centelleantes de lana de cabra, procedentes de la garganta. El pelo de su cabeza se retorcía como las ramas de un espino, atascado en un hoyo; si los frutos de un manzano cayeran encima suyo, apenas llegaría al suelo manzana alguna, quedando clavadas en vez en las cerdas de su cabello tieso, de la rabia, sobre el cuero cabelludo."

La batalla de los bueyes de Cualinge.


___________________________________________________________________________________________
Imaginad una visión tan basta como el mar, algo inefable e inconcebible, algo tan aterradoramente hermoso que escape a la lógica belleza captada por la pupila del ojo humano. Imaginad por un momento que sois un minúsculo punto en lo alto de una roca enorme y gris que contempla el océano, que escucha al mar en su silencioso secreto.
Imaginad que estáis bajo la hierba mojada que acaricia las venas laberínticas de vuestros pies. Haceos el viento como si los dioses y guerreros encendidos os hablasen en susurros de una tierra desconocida y pasional.
Creed en la belleza de un sol frío y turbio iluminando la Isla Esmeralda.
Y tal vez, un día, soñando con Irlanda, os despertéis en ella como Aengus en el alma del guerrero más voraz. Puede que un bardo os cuente la verdad.
Imaginad que dejáis esta piel, y os halláis inventando una vida de magia y troncos de roble.
Imaginad que sois cada rincón en que un druida bailó bajo la luna llena celebrando Beltaine, amando el fuego.
Escuchad la llamada de lo primigenio, de lo que nunca extinguirá.
Sed tierra fértil, agua de cebada, sed el sueño de una noche de verano al calor de una leyenda en cualquier bar.
Sed, nada más, y encontraos dentro de vosotros mismos. Para siempre.



Un día dejaré de soñar con Irlanda, el día en que no quede ya esperanza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario