lunes, 8 de abril de 2013


EXTRATERRESTRES





Como un aluvión de pirámides en Marte,
así encontré
tu sexo junto al mío.
Abrazado a las estepas
suaves de mis naves,
de mis dedos arrancados
por la gravedad
dudosa que generan

dos anillos estelares.

Un paladar de agua dulce
para marcar palabras.
En mis pechos como estrellas
se abrieron duras costras.
¡Penétrame, amor mío!¡Dame la vida derruida de La Tierra!
¡Créceme selva en lo profundo!
Que todas las flores sientan
envidia de tu beso extraño.

Como si peces flotasen por un río,
así en la tarde de domingo
cayó el tiempo.

Y nosotros nos dormimos.


Un poema,
Ardiendo el baile.
Muslo sobre muslo
Tártaro de asilo.
Como si todas las cometas del verano
pudieran desnudarse al sol
en una orilla.

Y los ojos, vacíos de vergüenza,
fundiéndose
en las sombras que formamos
para aplacar la calma,
simiente de grito y duro espasmo.

Siendo- entre el café y la risa-
dos monstruos que huelen
por primera vez la lluvia.

Así en tu vientre me sentí ermitaña
Y no quise regresar ya nunca
a la escalera de otra lengua viva.

Extraterrestres en la cúpula lasciva
de un sofá caliente.





Akata.

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