lunes, 28 de febrero de 2011

Una de mis verdades universales


"No hay gente buena ni gente mala, sólo mucho hij@ de puta suelto sin nada que perder".
















Y no, no va por ti.

¿Qué me pasa? He salido con prisas y dejé mi vida en casa


Nunca sabes lo importante que va a ser un recuerdo hasta que sin darte cuenta,sacas los bolsillos de tu pantalón y encuentras aquella entrada de cine desgastada de tanto lavarse, en la que apenas si pueden intuirse algunas letras. En el fondo da igual, por que aunque no pueda leerse en absoluto, tu sabes exactamente a qué día concreto pertenece ese papelito, sabes lo que sucedió, cómo y por qué. Y recuerdas el momento de la espera de aquella llamada, los nervios previos a tomar el coche camino de una calle concreta de la ciudad, recuerdas el asfixiante calor, el giro de la ruleta del aire acondicionado, recuerdas los dos toques que alguien dio a tu móvil mientras estabas en el atasco.La sonrisa del conductor del coche amarillo al verte cantando desaforadamente. Recuerdas con exactitud cada minuto y, hasta entonces, no habías sido capaz de preguntarte por qué.

Por que cuando bajó las escaleras y abrió la puerta se iluminaron todas las farolas del jardín, como una especie de truco mágico del que sólo su sonrisa tiene capacidad.No olvido el abrazo al subir al coche, el olor a tabaco a través de la ventanilla, las prisas por llegar. Recuerdo haber hablado de un viaje, de un comic y de sexo, para variar. También recuerdo el roce de los dedos con las luces apagadas, la cena de después, los diez platos sobre la mesa y el botón del vaquero a punto de saltar.

Recuerdo que ese día fue especial,a pesar de haber llevado a cabo una rutina similar muchísimos ayeres, y no se si fue el encontronazo, las sensaciones efervescentes, las miradas,los tiempos en presente simple, no se exáctamente que me llevó a coronar ese día como un día que probablemente pasará a los anales de mi memoria, pero si que se que tal vez los recuerdos importantes no los hacen las circunstancias, sino las personas con las que se viven dichas circunstancias. Tal vez no son los instantes, sino la presencia,el estar y ser con alguien a la vez, la sensación de poder sentirte libre, de ser tú, tal cual, sin ninguna tapadera.

domingo, 27 de febrero de 2011

Ella,hasta el final


Hoy, que es domingo de mierda y cuchara. Hoy que no tengo nada que decir y así es como lo digo todo. Hoy os dejo este artículo que he leído y me ha hecho llorar.Que os sea leve lo que queda de domingo.
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Cuando les dieron la noticia, llevaban veinte años viviendo juntos, y apenas sobrepasaban los cuarenta. Eran novios desde el primer curso de la carrera, aunque no se parecían nada entre sí. Ella era extravertida, ingeniosa y tenía cara de niña traviesa. Él era más reservado, más tímido, hablaba menos y tenía cara de chico serio. Quizá por eso tenían todas las papeletas para ser felices durante una vida larga y fecunda. Durante más de una década, la ausencia de los hijos que deseaban comprometió ese destino, pero cuando su reloj biológico estaba a punto de dar el primer aviso, ella se quedó embarazada por sorpresa, y tuvo un niño guapo, sano, que se llamó como su padre y prometió desde el primer momento ser tan gamberro como su madre. Creían que ya no les faltaba nada, pero poco después de que su hijo cumpliera tres años resultó que ya no eran tres, sino cuatro.


Era atroz, era injusto, era cruel, feroz y maligno. Era un cáncer de páncreas. No podía ser, en ella no, si hubiera Dios, si hubiera justicia, si hubiera lógica, y orden, y compasión en el universo, nunca habría sucedido, a ella no, en ella nunca. Pero era el peor, era de páncreas. Le dieron tres, cuatro meses de vida, a ella, que era la vida misma, que la rebosaba, que la desprendía, que la creaba todos los días, que estaba tan llena de cosas, de amigos, de trabajo, de proyectos, de amor por él, por el niño, por sus amigos, por esa vida que iba a ser larga y fecunda, ni más ni menos que la vida que ella se merecía. Él la miraba y no se lo creía, ella no, por favor, ella no, por Dios, por la justicia, por la lógica, por el universo, ella no, ella no... El laboratorio, las pruebas, las cifras que arrojaban, no quisieron escucharle.

Porque la había escogido a ella, y era el peor. No había mucho margen para tratamientos, pero los apuraron todos y aguantó como una jabata. Luchó con todas sus fuerzas por quedarse, y después ya sólo por estar, un día, otro día, y otro más, despierta, hablando, sonriendo, dándole ánimos, como si no supiera que con ella él perdería la mitad de su vida. Entonces fue cuando decidieron hacer lo único que no habían hecho juntos todavía.

Él fue al juzgado, rellenó los papeles, explicó su caso, digirió el silencio que precedió a las respuestas, y se dio cuenta de que le dirigían miradas un poco raras, pero le dio igual. Lo habían decidido y lo iban a hacer, porque además a ella le apetecía, le hacía ilusión, y él sabía que mientras durara el papeleo se quedaría, que viviría para levantarse de la cama, para ponerse un vestido, para sentarse en una silla, para pintarse los labios y sostener un ramo entre las manos.

Aquel día estaba ya muy mal, pero cuando el juez entró en la habitación le miró, sonrió, volvió a ser ella. Aún lo sería mucho más mientras aquel desconocido, tan conmovido como inquieto por el papel que iba a representar, buscaba la manera más delicada, más indolora, de cerciorarse de la validez legal de la ceremonia que iba a tener lugar.

-Verás, María José... Hoy estamos aquí para hacer una cosa importante, pero sobre todo muy bonita, porque ahora te vas a casar, lo sabes, ¿verdad? -ella asintió con la cabeza-. Muy bien, ¿y sabes con quién te vas a casar?

Ella se echó a reír.

-¡Toma! -dijo luego-. Aquí hay tres hombres, usted es el juez, ese señor de ahí es mi padre, así que... Digo yo que me casaré con mi novio de toda la vida, que es este que tengo aquí al lado.

El juez también se rió, asintió con la cabeza y no dijo nada más antes de empezar a leer en voz alta los artículos pertinentes del Código Civil. El único que no estuvo atento a su lectura fue el novio, que después de escucharla, tan fuerte, tan lista, tan graciosa y tan descarada, tan ella siempre y hasta el final, se enamoró otra vez de su mujer, y se estremeció al pensar que tal vez ni siquiera sería la última, que tal vez su amor no la sobreviviría como un simple recuerdo, que sería capaz de brotar, de crecer y de apagarse para nacer otra vez, al otro lado de la muerte. En ese momento comprendió la exacta medida de su desolación y al mismo tiempo el orgullo de haber podido amar durante veinte años a una mujer así, capaz de ser ella, y no una desahuciada, ella, y no una moribunda, ella, entera y verdadera, su novia hasta el final.

Luego dijo que estaba muy cansada, que con razón decía la gente que las bodas son una paliza. Volvió a la cama y no se levantó más, pero aún fue capaz de hablar, de sonreír, de cogerle de la mano. Cuando la sedaron, le miró, y él vio una lágrima caer, resbalando despacio sobre su rostro.

Después comenzó a pasar el tiempo, todavía no mucho y ya demasiado. La vida sin ella no se parece a la vida, pero él sabe que habría sido peor si no la hubiera conocido nunca.



Almudena Grandes

sábado, 26 de febrero de 2011

sácame de aquí...


Por qué apartas la mirada
si te pillo mirándome otra vez
Qué dificl predecir una vez más
mañana donde estarás
Y cómo encuentro una respuesta
si resbala como agua entre mis pies
puede ser que ya no quieras
explicarme cómo, cuándo y por qué
has dejado de la mano de Dios
nuestro futuro y el adiós[...]
Sácame de aquí,
que no puedo respirar, que me impide caminar
Sácame de aquí,
que no puedo ser feliz, que me impide sonreir
Tu manía de alejarme de tí.
[...]Taciturna y algo idiota
te sigo esperando en aquel tren
que aparece en cada historia
y es la ostia porque no suele volver
nada más que en las películas de acción
para películas no estoy yo
que ya detesto todo el celuloide

viernes, 25 de febrero de 2011

Ordynskaya






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Le observe moverse lentamente como un huesped no esperado que pretende evitar a toda cosa la ira de cualquier morador de toda sombra. Jamás había contemplado un ser tan extraordinario, de sus largas extremidades sobresalían dos hermosas extensiones alargadas que parecían dotar a aquel intruso de una velocidad pasmosa, en lo que intuí sería el rostro, unos enormes ojos cristalinos rodeados de piel oscura y elástica le cubrían prácticamente hasta el cráneo.
Y lo más curioso y sobrecogedor, emanaba una luz cegadora que jamás habían contemplado mis ojos grises en aquella gruta. ¿vendrá para salvar a los míos?¿Para ayudar a los Srrkattarnush, a vencer la poderosa plaga de sheforah que amenazaba con destruir la raza?
Contemplaba sin dejar que me contemplasen, desde la penumbra, esperando el momento oportuno para hacer aparición, tal vez aquella figura tampoco nunca hubiese tenido contacto con un ser de las profundidades rusas, los Srrkattarnush no nos dejamos ver mucho, pues apenas nadie ha conseguido llegar a nuestro particular universo marino.
Ahora, esta aparición tiene que aniquilar de alguna forma las algas Sheforah para que podamos sobrevivir unos 100.000 millones de años más pero...¿y si los sobreestimo?¿ Y si no es un salvador y es un asesinos?¿Y si no tiene la fórmula que nos librará de la asfixia de las Sheforahs?



Ahora es el momento de averiguarlo...Tal vez sea el primer ser que conozca de nuestra existencia, tal vez el único capaz de preservarla.

martes, 22 de febrero de 2011

Matemáticas,teórica y práctica


·No creo en Dios, avísame si ves alguno.

Parece Primavera



Primavera temible,
rosa
loca,
llegarás,
llegas
imperceptible,
apenas
un temblor de ala, un beso
de niebla con jazmines,
el sombrero
lo sabe,
los caballos,
el viento
trae una carra verde
que los árboles Icen
y comienzan
las hojas
a mirar con un ojo,
a ver de nuevo el mundo,
se convencen.
Todo está preparado,
el viejo sol supremo,
el agua que habla,
todo,
y entonces
salen todas las faldas
del follaje,
la esmeraldina,
loca
primavera,
luz desencadenada,
yegua verde,
todo
se multiplica,
todo
busca
palpando
una materia
que repita su forma,
el germen mueve
pequeños pies sagrados,
el hombre
ciñe
el amor de su amada,
y la tierra se llena
de frescura,
de pétalos que caen
como harina,
la tierra
brilla recién pintada
mostrando
su fragancia
en sus heridas,
los besos de los labios de claveles,
la marea escarlata de la rosa.
Ya está bueno!
Ahora,
primavera,
dime para qué sirves
y a quién sirves.
Dime si el olvidado
en su caverna
recibiò tu vista,
si el abogado pobre
en su oficina
vio florecer tus pétalos
sobre la sucia alfombra,
si el minero
de las minas de mi patria
no conociò
más que la primavera negra
del carbòn
o el viento envenenado
del azufre.

Primavera,
muchacha,
te esperaba!
Toma esta escoba y barre
el mundo.
Limpia
con este trapo
las fronteras,
sopla
los techos de los hombres,
escarba
el oro
acumulado
y reparte
los bienes
escondidos,
ayúdame
cuando
ya
el
hombre
esté libre
de miseria,
polvo,
harapos,
deudas,
llagas,
dolores,
cuando
con tus transformadoras manos de hada
y las manos del pueblo,
cuando sobre la tierra
el fuego y el amor
toquen tus bailarines
pies de nácar,
cuando
tú, primavera,
entres
a todas
las casas de los hombres,
te amaré sin pecado,
desordenada dalia,
acacia loca,
amada,
contigo, con tu aroma,
con tu abundancia, sin remordimiento
con tu desnuda nieve
abrasadora,
con tus más desbocados manantía
sin descartar la dicha
de otros hombres,
con la miel misteriosa
de las abejas diurnas,
sin que los negros tengan
que vivir apartados
de los blancos,
oh primavera
de la noche sin pobres,
sin pobreza,
primavera
fragante,
llegarás,
llegas,
te veo
venir por el camino:
ésta es mi casa,
entra,
tardabas,
era hora,
qué bueno es florecer,
qué trabajo
tan bello:
qué activa
obrera eres,
primavera,
tejedora,
labriega,
ordeñadora,
múltiple abeja,
máquina
transparente,
molino de cigarras,
entra
en todas las casas,
adelante,
trabajaremos juntos
en la futura y pura
fecundidad florida.




Pablo Neruda