Si alzo el puño es porque aún el aliento
quiere convertirse en denso malestar
que de la vida.
Si te miro, y nos vemos en batalla,
y bajamos la avenida de la ciudad
más triste
con el río naranja de una eterna revolución,
devuelve tus ojos de pájaro a mi rabia.
Porque en las plazas existen los jóvenes
ansiosos
Los vómitos reales
los besos que cambian estaciones
los que tocan con el dedo la poesía.
Ven a mi nervio en carne viva.
No sueltes mi mano.
Seamos valientes que creen en el poder
de las palabras, en la dulce memoria que necesita
abrazos. En el silencio del amor y su sediento
espanto por la muerte
de los que ahora elevan el mundo sin
rozarlo.
Si alzo el puño es para que tú me mires
a los ojos como el caos que nos
da forma por la larga
avenida de esta densa ciudad de
lluvia enferma,
y creamos en la vida, en las ruinas poderosas
que levantan yunkes,
en la fuerza, la pasión y la inocencia
que destierra la verde realidad.
Devuelve tus párpados al mundo, tócame con calma.
Hagamos guerra en nosotros para brindarnos paz;
que si alzo el puño
es porque aún sueño con la larga noche
de vivos colores
y delfines de océanos de aire
que lleven el lenguaje,
la lengua y la palabra, al punto exacto
donde grita un corazón.
Diana Forte.
La mediocridad, el vacío, las libélulas azules los días de lluvia. Las naranjas podridas, el fracaso, los sueños enfermos, la vanidad y la evidencia. Aquí yace el miedo transformado en rabia, en ira, en verso y algo más.
domingo, 17 de enero de 2016
lunes, 4 de enero de 2016
ELLA SUEÑA CON MONSTRUOS
Ella sueña con monstruos. A veces le tocan el estómago y toda la sangre sale fuera.
Está aguantando un pálpito. Y nadie sabe lo difícil que es detener un corazón.
Ella lo hace. Tiene ese don innato para derruir cosas imposibles.
Sabe exáctamente dónde está su hogar, qué lugar pide su cuerpo, pero resiste.
Es una cobarde. Ella lo ha aprendido porque sueña con monstruos,
y no los enfrenta.
Ellos se transforman en su lente, en su mejilla, en su lágrima, en su rol, su odio,
su ballesta.
Ella sabe que tiene que luchar, pero no lucha.
Ama sus abominaciones.
Ella se consume lentamente. Gasta su vida lentamente.
Ella lame su piel lentamente
y espera, como hace con las cosas innatas.
Quiere que esta vez el tajo no se haga ruina,
suplica una bonita cicatriz.
Ella quiere ir a su hogar, quiere volver al mundo en que no duele todo.
Ella debe pelear. Debe pelear.
Debe pelear,
pero los monstruos la quieren.
Ella los ignora, a veces.
Ella sueña con que muere.
Ella sueña con que muere.
Diana Forte.
martes, 29 de diciembre de 2015
Si yo soy...
SUPERNOVA
Si yo siento como siente la libélula
que rompe el río
y como el agua que desborda el vaso.
Y siento como siente el mar
el corte
de la aleta feroz
de una gran sacudida.
Y si siento como Isolda tras la ausencia
y como Maggie antes del golpe-la sangre
en todas partes- la extensa locura,
el grito de la noche
la montaña
en su aullado manifiesto. Y como Maeve
ante Esus despojado
o Naoko ante la sonrisa estúpida
del suicidio de su amante.
Y si yo, en toda mi bravura y existencia,
en los vasos de veneno poderoso -que aortan en los bares
de siempre
mi pesada costumbre
de amarme a cuchillazos-. Siento de esta forma
tan de selva, tan de llama,
tan de ruina impronunciable,
tan de catástrofe
o de monstruo picudo
y liberado.
Entonces, no me queda más remedio
que dejar de aceptar
carne putrefacta
y fuegos
que no son
fuegos de nieve-azul no es
el nombre de una supernova.
Y dejar, sin remedio, de dar mi alma
por un gesto
que siempre mama de la huida.
Entonces- me dije a los ojos de la niña desgarrada-
si yo soy capaz de sentir
como si el mundo fuese
una gran conmoción irrepetible
una gran conmoción irrepetible
Jamás
En el amor
me pienso conformar con menos.
Diana Forte.
martes, 22 de diciembre de 2015
SEVILLA TIENE UN COLOR ¿ESPECTRAL?
Diario del día número quince:
Sé que me lo he inventado
porque aquí el tiempo no tiene límites. No puedo dejar de pensar, mientras veo
películas y escucho el silencio del lugar en el que me encuentro, que esta va a
ser la morada de mi soledad el resto del año. Voy a quedarme aquí para
contemplarme todas las noches muerta de miedo y echando de menos todo lo que
una vez creí insuficiente. No puedo dejar de pensar " estoy tan lejos de
casa. Estoy tan lejos. Tan lejos." Tengo un pánico atroz a olvidar el olor
del galán de noche del restaurante que está justo antes de llegar a la puerta
de mi hogar, de olvidar el río, mi río feo con palos y suciedad que envolvía
las tardes y las hacía poderosas, diferentes al resto de tardes de cualquier
parte del mundo. Lo cierto es que no pertenezco a ningún lugar en el que he
estado, ni a ninguna persona en la que
he vivido. Pero extraño tanto mi ciudad, los árboles, el frío del invierno y su
humedad calándome hasta los huesos... Tengo tanta morriña de los ojos conocidos,
de los bares donde he vomitado y he besado y he reído de madrugada cuando ya
creía que la noche había dejado de tener sentido... Lo echo de menos todo. Y es
tan difícil explicarle a alguien que no eres tú la diferencia entre odiar y
sangrar, sufrir y agacharse para recoger los pedazos que nos quedan. Estoy tan
alejada de lo que soy, de quién soy y de quién pueda mirarme a los ojos con la
intención de descubrirme, que no sé si algún día voy a reventar por dentro y
voy a desaparecer sin dejarme ni rastro.
Érase una vez el pasillo más largo de la noche
hasta la puerta harta del círculo blanco del silencio
allí una dama de largos cabellos rojizos y trémulos
Se alza a la espera de un segundo barco.
<<¡No hay barco!>> Gritaba la voz de un marinero
desde
el salón profundo y tormentoso.
Érase una vez el miedo en forma de lugar amaestrado
y sorprendido.
Yo no soy de aquí, es la extrañeza,
vivo de los recuerdos de todo lo que me queda,
de nada
lo que me queda
lo que el silencio clama,
lo que la lluvia dice
que vendrá mañana y no llega.
El sol se ha esfumado, la calle tiene el corazón de otro,
pero no lo recuerdo,
y quiero volver a mi hogar,
a ver la risa de mis padres,
el llanto
de mis sueños,
Quiero volver a sentirlo todo.
Diana Forte.
lunes, 21 de diciembre de 2015
EN UN LUGAR DE LA BARRA...
donde el yo te busca
arrancándose la piel para enseñar el líquido enfermo.
Porque las palabras de arrogante sin sentido
pesan más
que un adiós mal enunciado.
Yo se que la vida nos incordia,
que el cristal del coche nos protege
De ese mundo al que llamamos mundo,
De ese mundo al que llamamos mundo,
cuando los horizontes hierven.
Mi noche es una blanca cicatriz.
Pero no te realizas, no mueres,
no existes
no destruyes.
El cataclismo sin la vena
La costra sin la alforja
La soledad sin la masacre
Yo no quiero,
ser la nada de los tantos a los veinticinco y medio.
Y no soporto, la libertad del hombre
tras el muro
que al final ha roto
Con la pena
Y a hecho de la mochila una costumbre.
que al final ha roto
Con la pena
Y a hecho de la mochila una costumbre.
Yo no quiero
Tener que odiarte, porque aún te tengo
Aun me incendias.
No quiero,
pero recuerda que las llamas son
las llamas.
las llamas.
El fuego sin el trago,
la nave sin el muro
La libertad sin la belleza
Yo no quiero.
Porque la noche es una jungla donde
la niña de ojos negros
vuelve atrás.
Diana Forte.
lunes, 30 de noviembre de 2015
Y vosotros también para mi
RETRATOS- VENTURA
Pareciera que, todo lo que alcanzase un sentido, dejase de tenerlo por completo: el amor, la pasión, el roce de dos cuerpos...De repente, la suciedad se me antoja el rasgo más amable. Los ruidos del edificio banalizan con extraño terror y éxito, aún más, las sustancias pasadas. Siento asco, repulsión, un estertor de vómito sediento.
Las cosas entonces ya no tienen vida para mi,
Me he convertido en un objeto.
Diana Forte.
jueves, 26 de noviembre de 2015
SUPONGO
Supongo que es así, el mundo seguirá, la suerte siempre convidará en la mesa con los mismos idiotas. Dedicaremos nuestro esfuerzo a estudiar el futuro, que no existe, a desentramar lo que nunca anda por escrito. Nos prepararán para conocer a algún que otro hijo de puta. Supongo, que nada cambiará. Los semáforos marcarán rojo cada vez que uno tenga prisa, y lloverá los martes de fiesta y los domingos de risa. Solo supongo.
Aunque también es cierto, que dentro de todas las bajezas, de esas mundanas cosas insufribles y aburridas, podremos deleitarnos con las vistas de ciudades antiguas, patios de recreos para nobles, acentos diferentes repletos de olores y surtidos de todo tipo de bellezas. Quizá pueda existir ese rincón en el mundo que lleve nuestro nombre y, quizá, lo descubramos antes de los treinta. Quizá el esfuerzo valga la vena y el sudor y todos los vacíos del camino, también. Quizá. Supongo que puede que el mundo haga conmigo -con nosotros, los que soñamos- una excepción para dar un sentido a las cosas que resbalan en las manos. Supongo, que en algún lugar está la clave para matar, qué digo, para obviar todo lo estúpido y simple del planeta
y centrarse en los sencillo.
Quién sabe, continúo el recorrido.
D. Forte
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