miércoles, 17 de agosto de 2011

Érase una vez un hombre que no tenía miedo a volar


Siempre me han faltado agallas para todo: para mentir, para confesar mis errores, para lanzarme sin pensar, para pensar después del desastre; para llorar en público, para reír con corazón , para estar y ser y sentir en el momento en que se es, se siente y se está. Para amar, para reconocer mi dependecia, para luchar contra mi misma, para no revocar mis decisiones, para saber la verdad, para decir la verdad, para sufrir por la verdad. Para volver atrás y reconstruir, para reconocer que haga lo que haga es inútil, siempre vuelvo a encontrarte...

He tenido miedo toda mi vida de ser lo que soy, y ahora que lo soy, ya no da tanto miedo,más bien da pena.





1 comentario:

  1. Como mínimo se requiere valentía para decir en voz alta, grabar en tinta o quizás en luz, todas esas verdades que muchos no admitirían ni bajo tortura.

    Pienso que los demonios hay verlos para vencerlos, primero entre las sombras y luego bajo la luz, a la que nunca sobreviven.

    ResponderEliminar