sábado, 8 de junio de 2013

Tan solo caer...

"No te resignes.
 Huye.
"Emito mis alaridos por los techos del mundo",
dice el poeta.
Valora la belleza de las cosas simples.
Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas,
pero no podemos remar en contra de nosotros mismos.
Eso transforma la vida en un infierno.
Disfruta del pánico que te provoca
tener la vida por delante.
Vívela intensamente,
sin mediocridad."

Walt Whitman.

























Huye.
"¿A dónde?"
Lo pienso porque estoy triste,
como si de verdad hubiese ocurrido.
Me imagino- o me veo- ante la tumba de alguien a quien amo, y me pregunto: <<¿Qué sientes?>>.
Creo que espero encontrar la respuesta a mi propia melancolía
en la inerte vulgaridad de un cuerpo vacío;
como uno siempre acaba buscando
en el hueco mudo de los otros
lo que indudablemente está dentro de sí mismo.

No puedo, y lo se.
Sigo mirando las flores del ramo que sostienen sus manos blancas.
Me digo todo lo feo que hay en mi: que tengo miedo a no trascender, que no se comprometerme con nada,
que cualquier cosa es reemplazable.
Que, la traición, es sólo aspirar a algo mejor.

No se.

Bueno, también pienso que la felicidad no es más que la sensación de no estar insatisfecho.(La plenitud no es tan importante, la satisfacción si lo es.)
Y que, por supuesto, no se consigue mediante ningún tipo de ejercicio interior.

 La felicidad nos viene dada por los que nos precedieron.

Ellos, mamá y papá, nos inculcan unos valores, nos introducen unas ideas y, estas mismas ideas aderezadas con la filosofía escrita, son las que determinarán nuestra capacidad para ser felices.

Está muerta ante mi. No siento vértigo, pero,
¿Qué es?
Algo ha crecido.

Porque, ayer, en los párpados cerrados de sus cejas, me vi queriendo huir en el veneno del alcohol.
No pensar, para no sentir una angustia que hasta temo escribir por si renace.
¿Será eso lo que sienta cuando muera alguien?
¿Ganas de beber hasta partirme?¿Odiar?¿No querer?¿No querer contestarme jamás toda la soledad y la pena?

Soy un desecho mentiroso que no entiende, que no quiere estar con nadie.
Tan sólo desea descansar con los huesos del muerto,
follarse lo que sea,
amarse un rato.
Doblegarse, hablar consigo mismo.
Apaciguarse.
Sentir que el fracaso no es un paso menos, sino un trayecto firme hasta la vida.

Ojalá pudiera decir todo cuanto pienso de mi,
cuanto me lloro si nadie aún me mira.

¿Será eso el luto, el duelo, la tristeza?




Akata.

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