"No
es poesía pero léeme los labios: no hay un sólo verso en que te
vayas a quedar eternamente."
DULCE CANCIÓN DE INVIERNO DE 2014
(A mi, que no. A la noche, que tampoco. Pero especialmente a ellos. A todos aquellos que mañana no estarán. Va por vosotros.)
No
he trazado un río sincero entre las flores azules
de este jardín
cerrado.
Es un mar salado
y una crin de caballo que araña mis pulmones en la
noche fría,
en
la fría noche de sábanas
del nuevo mandamiento para este viejo año
que termina.
He escrito como Safo, con mujeres en mi alfombra
que son hombres descubiertos.
Muertos
en los nichos, llantos en las caries de las palabras que he gritado.
Yo
amé fantasmas; monstruos; crucé silencios cálidos.
Vi
tus ojos enjuagados en la tarde a mediodía.
No
he sido sincera,
ni compleja víscera en lo dicho: te maté entre mis
retratos.
Tampoco he mencionado aún la verde vereda y sus inmundos soles en la
infancia,
los
días de tierra en los zapatos
y
las aguas turbias de bañera.
Les debo ahora el spleen nocturno de
mi adultez tardía.
Mis
promesas de un futuro sin pensamientos de muerte han acabado.
No
me vendieron el mundo, no me dieron la espalda,
no soy el centro de
nada, ni de nadie.
No. No sierva, ni siniestra maestra cura-vidas.
Yo
he pagado mis pecados como todos los mortales.
No. No fui El Papa, ni los héroes de Marvel que se arrancan la piel por la bondad cruda del hombre.
Yo
partí más bien hacia otras costas,
en
un mundo donde Mathew ha visto sangre,
donde
el azufre es la patria de lo único posible.
Yo
no aparté sombras, yo me bebí litros de licores de forma alfabética
escuchando
poéticas absurdas de ricos que venden confeti.
Así
en la noche fría, en la fría noche
me recuerdo los desprecios
del
lobo que es el hombre para el hombre.
Me
dijeron, también, hablando fino,
que
la polla, la siniestra puta
y
todos los insultos malnacidos de mi boca
costarían el hambre a mis
pasiones.
Pero
la liberación empezó en el verbo,
y
maté a Dios con la misma justa forma en que el nos abandonó sin
retirar su mano severa
del hombro que bien soba.
No fui vacilaciones, ni fui el vidrio por el que debías pasar el prisma de los
comportamientos ajenos.
A
mi, esta pulcritud me da gran asco.
Sin
embargo, a veces, me he visto como si me viera:
sola
en casa,
tirada
en una alfombra manchada de vino y teléfonos cansados,
sonando
fuerte Piaf a punto de palmarla en medio de un concierto
y no ha pasado nada. Nada ciertamente.
Me di algo de pena, en serio. No, es serio, a tristes voces me di pena
y
entonces pude al fin resucitarme.
Porque no he sido realista, y me he mentido.
Y
la verdad
es que todo el odio que os deseo,
no
es más que este mal envenenado que me profeso a mi misma.
Pero os lo cedo, os lo concedo. Os lo regalo.
FELIZ 2015.