jueves, 30 de diciembre de 2010

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Ya, yo también estaba hasta la polla. Las cosas nunca salían como yo las iba maquinando. Me encantaba hacer planes y las expectativas. Al final, de diez ideas solo tres se llevaban a cabo medianamente. Pensaba que la vida era injusta conmigo, al principio lo creía fielmente, ; más ahora pienso que sólo soy otra putita más en la telaraña del tiempo. Todas aquellas personas que se salieron con la suya o se largaron por la puerta de atrás sin dar portazo, aún hoy siguen disfrutando de los cómodos placeres de un crucero interminable.

Y yo, aquí sentada en mi silla escribiendo de nuevo lo que nunca da de comer, lo que no sacia ni siquiera el hambre de plasmar, me revuelvo contra el mundo y pienso que me equivoqué. ¡Si!¡Señores! La cagué. Fui a tocarle los cojones a las personas equivocadas, esa clase de personas que no tienen nada que perder porque no tienen nada, ni siquiera un puto cerebro que estrujar. Así que les dio igual el ser humano y sus quebrantos. Continuaron con la historia como si la tinta no hubiese manchado las páginas escritas.Da igual, hay quienes tienen suerte y nada más. Supongo que se trata de estar en el momento justo y el lugar exacto, además de demagogia, la demagogia siempre ayudará.


Después de aquello no he tenido en ningún momento la necesidad de demostrar nada a nadie, ni que era inocente, ni que era culpable, ni los motivos que me impulsaron a tomar la decisión de esperar una respuesta. He seguido mi vida, en mi bote de madera( porque no tengo tanta pasta para pagar un crucero) y de vez en cuando he tenido que tapar con papel mojado los huecos del barquito para que no se hundiera.

A día de hoy todavía no entiendo a los que me llamaron amiga y fueron hombros y lágrimas, pero no importa, la vida sigue y seguirá y volveré a decir lo mismo millones de veces.

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