viernes, 21 de enero de 2011

Las palabras son cadenas que abren puertas.


¿Sabes, esas certezas que se comprenden y suceden una única vez en la vida? ¿Cómo la total seguridad de que no es cosa de azar y juegos de tahur que algo haya sucedido en un momento y circunstancias determinadas?¿Las certezas que se presentan disfrazadas de oportunidades cualquiera, que engañan a la vista y los sentidos, y que se muestran cómo axiomas en tu existencia únicamente después de un río de plata quebrada?¿Esas verdades indiscutibles que no podrás negar una vez se hayan revelado, abiertas como una flor púrpura destilando olor a playa tropical?

Así es como descubrí el pomo de la puerta que debía abrir, que jamás podría cerrar.Yo no titubeé al subir al coche y cerrar con fuerza, lo hice sin más, colocándome al lado del destino.Lo miré a los ojos, con la intensidad de un firmamento despejado, lo mire profundo como el mar que no recibe luz, y ya no he podido dejar de mirarlo. Desde aquella habitación de hotel, desde aquella arena tibia de playa, desde aquel sofá en una noche de sábado, desde la luna en el río, desde un agosto en Bolnuevo.He visto mi certeza, la claridad de lo que he amado incluso antes de haberlo conocido...Y no se puede tener más suerte en este mundo.




Os aseguro que cuando a uno le ocurren esta serie de cosas sólo puede temblar ante la elección que llevará a cabo. Si decide rechazar su axioma, posiblemente pueda vivir con ello, aunque siempre le horadará un vacío. Pero, si por el contrario, agarra con fuerza el el pomo de esa puerta y decide cruzarla, le aseguro que el viaje será el más fascinante, trepidante y misterioso de su vida. Y siempre descubrirá algo nuevo, nunca podrá cansarse, porque será un reflejo del mundo hecho para él, una ínfima parte de cosmos que el universo ha decidido mostrarle, y que nunca más querrá soltar.


















My axiom is you.

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